Michael Baxandall

“Un solitario”, alguien dijo de él. Sin duda era un solitario. Una mente independiente que dejó una marca indeleble en la historia del arte y más allá. Un hombre lacónico, intenso, tímido y apasionado. Conservo un vivo recuerdo de la primera vez que nos vimos, en el otoño de 1967, en el Instituto Wa...

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Main Author: Ginzburg, Carlo
Format: info:eu-repo/semantics/article
Language:spa
Published: Universidad Nacional de Quilmes 2013
Subjects:
Online Access:http://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/3127
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Summary:“Un solitario”, alguien dijo de él. Sin duda era un solitario. Una mente independiente que dejó una marca indeleble en la historia del arte y más allá. Un hombre lacónico, intenso, tímido y apasionado. Conservo un vivo recuerdo de la primera vez que nos vimos, en el otoño de 1967, en el Instituto Warburg: su rostro melancólico de repente transformado por una sonrisa luminosa. En los meses siguientes mantuvimos frecuentes y largas conversaciones. Su timidez (aunque yo también era tímido) sumaba intensidad a lo que decía. Más tarde asistí a una conferencia que dio sobre Alberti y la composición pictórica: el núcleo de lo que se transformó en el último capítulo de Giotto y los oradores. Yo tenía grandes expectativas, que resultaron desbordadas. En su conferencia, Michael desarrolló, con excepcional sprezzatura, un argumento notablemente original. Recuer do aquella tarde como un momento de inmaculada alegría. Mi diálogo con él (a veces real, muchas veces metafórico) ha ocupado mi mente desde entonces.